miércoles, 25 de agosto de 2010

Algunos piensan que las personas son vulnerables a cualquier estímulo al que estén expuestas, tanto consciente como inconscientemente.
Otros piensan que esas mismas personas, cuando realmente creen en algo, no existe a penas ningún estímulo que pueda hacerles cambiar de opinión; pero justo en el momento en el que alguien encuentra esa recóndita posibilidad, esa improbable consecuencia, todo puede venirse abajo, todo lo construído y todo lo que quedaba por construír.
También dicen que existen formas de sortear ese tipo de obstáculos, formas de evitar que se desvanezca lo que hasta ahora era la realidad.
Eso sí, lo que no saben es que si el día menos pensado, el más increíble de los estímulos con pelo castaño, ojos marrones y la sonrisa más bonita del mundo llama a tu puerta, esquivar la piedra para no tropezar se convierte en el más complicado de los cometidos.


sábado, 8 de mayo de 2010


Al fin sentía que podía. Sentía que lo había conseguido. Desde pequeñita me quedaba atónita mirando los aviones pasar, y mi sueño era, como el de muchos niños de mi edad, volar. Me fascinaba el simple hecho de poder caminar cerca de las nubes, casi tocándolas. Me alucinaba pensar que algún día podría estar ahí arriba, viendo cómo otras personas me miran y desearían estar donde yo estaba. Me enloquecía la posibilidad, siempre vista desde la mente de una niña de ocho años, de que algún día lo conseguiría.
Y aquella tarde, caminando sobre aquellos tejados, se hizo realidad; volar, con él, a su lado.


domingo, 28 de marzo de 2010


Me pierdo cuando pienso en .
Encantadora, alegre, risueña.
Me pierdo en tus profundos ojos verdes como las hojas recién salidas de la primavera;
me pierdo en tus mejillas sonrojadas y dulces;
me pierdo en tus labios rojos carmín.
Me pierdo cuando pienso que la perfección no existe;
me pierdo al pensar en todos aquellos que todavía no te han conocido,
amada mía.


viernes, 19 de marzo de 2010


Es como un alma sin cuerpo;
como un animal sin domesticar;
como un joven aventurero;
como un cabello alborotado.
Es algo incontrolable,
insustanciable,
inadherible,
y a su vez,
la cosa más básica entre todas las cosas.
Es como el mar en un día tormentoso;
es la locura.
Lo es,
el amor;
es la fuerza sin límites.

lunes, 21 de diciembre de 2009

- Pensé que no volvería a verte.
- ¿Qué creías? ¿que iba a marcharme así, de ese modo?
- Durante todo éste tiempo has hecho cosas que me aturdían, por lo que no me pillaría por sorpresa.
- Sí que lo haría, porque sabes lo que sentimos. Sabes que te quiero y que no puedo vivir sin tí, y tambien sabes que tú sientes lo mismo.
- No es tan fácil. Hemos pasado muchos buenos momentos... pero al mismo tiempo, he sufrido tanto por ti...
- Las personas a quien queremos son las que más nos hacen sufrir. Y estoy dispuesto a sufrir todo lo que sea necesario para estar a tu lado.
- Aquí la que sufre soy yo. Por favor, no intentes convencerme; no de ése modo...
- No lo intento; no tengo que convencerte de nada porque sé que lo estás deseando. Vamos, no lo pongas más difícil, ¡déjame quedarme contigo!
- Si lo hago, sería como volver a tropezar con la misma piedra...
- No. Ahora será diferente, te lo prometo.
- No, no lo hagas, no lo prometas; no prometas algo que no podrás cumplir, por mucho que lo intentes.

jueves, 3 de diciembre de 2009

3.54 a.m.
Aquí, tumbado, pienso que se acaba el mundo. En algún momento tenía que pasar, después de tantos días de sonrisas. Lo que me hacía ser feliz, ahora me hace daño; y lo que me entristecía, ha pasado a un grado de ignorancia. Siento angustia, siento rabia; pero a su vez, siento esperanza. Porque un día, alguien me dijo: 'cuando menos te lo esperas, la vida te concede una segunda oportunidad'.


sábado, 21 de noviembre de 2009

Dicen que a veces, cuando algo esperas que salga bien es cuando se tuerce, y cuando no tienes ninguna esperanza te llevas alguna que otra sorpresa; pero puede ser cualquier tipo de sorpresa. Llegó y no tenía ni idea, o eso parecía.
Se comportaba como siempre, saludaba a los de siempre y no parecía que nada fuese diferente a otras ocasiones.

Y realmente no lo era, todo ocurría igual que siempre.
Susurro por aquí, susurro por allá... ¿por qué?
No hacemos nada malo.

¿Precio? Todo el mundo tiene un precio.
Entonces, ¿por qué iba a sentarle mal?

¿Por qué iba a molestarle que sus 'amigos' le pusiesen un precio por el cual estarían dispuestos a venderlo, a reemplazarlo?
Claro que le molestó, lo vendieron.
Lo vendieron y no se dieron cuenta.